Mario Araujo Rajo (1919-1970)

Mario Araujo Rajo (1919-1970)

Nació el 1 de julio de 1919 en Santiago de María, departamento de Usulután. Estudió en la Academia de Valero Lecha, junto con Julia Díaz, Raúl Elas Reyes y Noé Canjura.

Fue profesor de dibujo en la Escuela de Artes Plásticas de la Dirección General de Bellas Artes (San Salvador). Entre los reconocimientos que recibió se cuenta el primer lugar en la técnica acuarela dentro del certamen “San Salvador visto por sus pintores” (1955). En 1962, ilustró Girasol, una antología de poesía infantil reunida por la escritora salvadoreña Claudia Lars, al igual que la reedición del libro de cuentos Eso y más, de Salarrué.

Con un dejo de excesiva previsión, el 21 de febrero de 1966, el coronel Benjamín Mejía le dirigió una carta al entonces ministro del Interior, coronel Fidel Sánchez Hernández, para solicitarle que, en julio de 1968, pudiera ser emitida una estampilla postal con un retrato de Alberto Masferrer, pintado dos años antes por Araujo Rajo, como una forma de homenaje al primer centenario natal del escritor y pensador salvadoreño. La misiva fue reproducida por las páginas editoriales del vespertino sansalvadoreño Tribuna libre, el sábado 26 de febrero de 1966. A fines del mes siguiente, ese cuadro fue donado por el coronel Mejía para que figurara en la biblioteca “Alberto Masferrer” del Primer Regimiento de Artillería, del cual era comandante en esas fechas. Por su gestión y el interés personal del después presidente de la república Sánchez Hernández, la serie postal solicitada fue publicada en el tiempo previsto.

Gran parte de su obra pictórica se encuentra en América del Sur, en donde tuvo significativas estancias, como en Argentina (país que recorrió ampliamente) y Venezuela, tierra en donde pasaría sus últimos días y alcanzaría reconocimientos por sus exhibiciones. Falleció en Valencia, Venezuela, el 7 de enero de 1970.

Sin título (fachada principal del templo parroquial de Panchimalco), 1945, Acuarela sobre papel, 28.5 x 22 cm, Colección Victoria Díaz de Marroquín

Desarrolló en su obra las técnicas de óleo y acuarela, siendo ésta última por la que es ampliamente reconocido y en la cual llegó a demostrar una notable destreza. Entre sus temas, tratados siempre dentro del ámbito figurativo, se encuentran escenas costumbristas y el paisaje local, representado de una manera muy detallista y en donde predominan los tonos oscuros, en especial en los cielos, los cuales hacen sobresalir lo luminoso de los primeros planos. Este tratamiento en sus representaciones confiere cierto toque misterioso, en algunos casos dramático, a su producción. En cuanto a la figura humana, en varias de sus pinturas aparece representada de manera estilizada y desmaterializada.