Miguel Ortiz Villacorta

Miguel Ortiz Villacorta

Nacido en San Salvador, en 1887, Miguel Ángel Ortiz Villacorta fue hijo adoptivo del pintor vicentino Mauricio Villacorta (vástago ilegítimo del prócer independentista Juan Vicente Villacorta, desde 1883 hasta 1884 fundó y dirigió una Academia de Bellas Artes en la capital salvadoreña). Becado por el gobierno, en diciembre de 1903 se embarcó hacia Europa junto con Carlos Alberto Imery. Desde febrero de 1904, realizó sus estudios de pintura y dibujo en la Real Academia de Roma (Italia) y en Paris.

Vuelto a El Salvador, a fines de agosto de 1923 abrió una academia de artes en Santa Ana, la cual cerró a los pocos meses, para trasladarse a la capital. A 16:00 horas del domingo 12 de octubre de 1924 abrió una exposición en el Casino Militar de San Salvador, donde el martes siguiente rifó cuatro de sus cuadros. En agosto de 1928 viajó hacia Guatemala, para mostrar su obra en ese país. Desde el 15 de septiembre de 1929 hasta fines de 1930, se desempeñó como director de la Escuela Nacional de Bellas Artes, establecida por el gobierno nacional en la antigua escuela capitalina “Padres Aguilares”, en la parte trasera del Primer Regimiento de Artillería (hoy Mercado Municipal de Artesanías o Excuartel).

Estuvo siempre interesado por los viajes, por la actuación teatral y por el decorado de telones e interiores de los principales teatros de El Salvador. En 1936 obtuvo un premio en la categoría de retrato, en la Exposición Mundial de Pintura de Sevilla (España). Según el Catálogo del Museo Forma, “cuando se encontraba en la plenitud de su producción artística, por la situación hostil del medio, decidió partir a México, en donde residió hasta su muerte”, en 1963, aunque hizo una breve visita a su tierra natal en 1961. Fue padre de la pintora salvadoreña Rosa Ortiz Villacorta, residente en la capital mexicana y quien guarda buena parte de la obra pictórica de su progenitor.

Valle de Jiboa, 1925, Óleo sobre lienzo, 89 x 100 cm, Colección Nacional, Secretaria de Cultura

Pintor oficial de retratos y paisajes, fue llamado “ladrón del sol” y “gran dominador de la luz y el color” por la calidad de su trabajo académico y clásico, con asomos de inclinación por el indigenismo y el registro gráfico de la naturaleza volcánica salvadoreña. Su mayor prestigio lo alcanzó como re­tratista.Su obra destacó a las personalidades más importantes del mundo cultural e histórico de su tiempo. Según la Dra. Astrid Bahamond, “el retrato puro de Ortiz Villacorta es lineal, elegante, circunspecto y está inmerso siempre en una atmósfera severa e impersonal. El fondo o segundo plano no reconoce jamás aspectos reales. La paleta colorística es baja y la luz es tenue.” Entre sus retratos más destacados están los retratos del tamaño natural de los artistas mexicanos Mario Mo­reno “Cantinflas” y Dolores del Río, realizados en 1940.