Mauricio Aguilar (1919-1978)
Nació el 21 de octubre de 1919, en San Salvador. Muy joven, se trasladó con sus padres a Francia, donde se educó. En 1934, fue aceptado en el taller de Christian Bérard y comenzó a pintar. Luego, continuó sus estudios en L’Academie Julien. En 1971, dejó la ciudad de Paris para mudarse de nuevo a San Salvador. Continuó pintando en su estudio en los Planes de Renderos. Viajaba de manera periódica a Paris y a Nueva York. Pintaba continuamente, pero acostumbraba destruir mucha de su obra pictórica. Murió en su ciudad natal, el 1 de abril de 1978.
Según José Gómez Sicre, exjefe de la Unidad de Artes Visuales de la Organización de Estados Americanos (OEA), “Aguilar buscaba el juego de una luz suave, acariciante, que se paseara por los accidentes deliberados de la materia que él añadía a la superficie pintada… Sabía equilibrar una pintura monocroma, dándole profundidad especial, variantes de un mismo color que se desdoblaba en sutiles gamas.” El tema de su pintura era una mera alusión de “formas puras que, disueltas en la luz, darán una indicación de espacio y de proyección monumental.” Analizaba la forma sin apoyarla jamás, sus objetos no iban representados encima de una mesa ni ningún otro tipo de apoyo. Su temática era “de lo inmóvil, de las formas más puras y esenciales…la relación de espacio y luz es su problema básico…no tiene urgencia en acudir a formas que respondan a un cierto tiempo o a una cierta escuela ni a dirección alguna. Para ello recurre a una botella, a un vaso, a un pescado, y les elimina todo lo accesorio.” Aguilar fue conocido como un artista en búsqueda de la ideé fixe, un solo concepto que domina una producción artística madura hasta el grado de obsesión.
Realizó exhibiciones individuales en San Salvador, Lima, Nueva York y Washington D.C. Participó en la Bienal de Sao Paulo en 1967 y también formó parte de exhibiciones colectivas en Estados Unidos y México.