Pedro Ángel Espinoza (1891-1939)
Nació en el seno de una familia pobre, en 1891. Consiguió un puesto de vigilante en Casa Presidencial (ahora predio de la antigua Biblioteca Nacional), mientras que en su tiempo libre se dedicaba a la pintura y al dibujo. Esto llegó a oídos de uno de los ayudantes del Presidente Dr. Alfonso Quiñónez Molina, quien se impresionó con sus dibujos y lo recomendó al mandatario para que lo becaran en el extranjero.
En 1925 cursó estudios en Milán (Italia), donde contrajo nupcias con una señorita romana, quien lo acompañó a vivir a El Salvador. Tras una segunda gira por Europa, se convirtió en catedrático del Instituto Nacional “Francisco Menéndez” (San Salvador, 1932).
A fines de septiembre de 1933, abrió una exposición de sus cuadros en la agencia de radios Majestic (antigua esquina del Hotel Metropol, cerca de la plaza Libertad, en San Salvador), donde presentó óleos titulados Las casas del crimen, Fuente de un pueblo, Estudio de carácter, Los focos de la muerte, Estudio de mengalita, Pupusas y chingolingo, Pocilgas del suburbio Chilmate, Autóctona, La verdurerita, Cabecita de estudio, Entrada de pueblo e Interior de mesón.
Sus temas fueron básicamente paisajistas e indigenistas, exaltando con sus trazos la belleza de la tierra, las costumbres y humildad de sus habitantes, visualizando lo rural indígena y lo marginal urbano. La prueba documental de su inclinación por el tema campesino, la ilustra su obra 1ª Reforma Agraria de El Salvador (1935), donde evidenció la primera distribución de tierras en el país, iniciado por el régimen del general Maximiliano Hernández Martínez en la zona de Zapotitán, en el departamento de La Libertad.
Considerado uno de los mejores paisajistas salvadoreños, se suicidó de una puñalada en el corazón, en su casa de San Salvador, en 1939.