Maya Salarrué (1925- 1994)
Maya nació y creció en el seno de una familia muy especial. Su padre Salarrué y su madre Zèlie ambos artistas, condicionaron su vida la cual consagró a la pintura y a una religiosidad muy especial que la llevó a vestir como monja.
Ella es, según Jorge Cornejo, “la primera pintora ingenua salvadoreña” cuyo mundo se puede dimensionar de la mejor manera en la edición de “Cuentos de Cipotes” publicada en 1974 por la actual Dirección de Publicaciones e Impresos, la cual ilustró magistralmente y que exhibimos junto a su obra.
A lo largo de su trayectoria que transcurrió discretamente, creó un imaginario muy personal. Sus temas están vinculados a nuestro entorno y es en este espacio de gran colorido y carente de perspectiva donde sus personajes – todos dibujados de perfil y sin efectos de volumen – desarrollan simultáneamente diversas actividades con las cuales se puede hilvanar una historia. Contar un cuento.
Fácilmente podemos asociar sus obras con los nacimientos tradicionales que, con motivo de la Navidad, se siguen “poniendo” en esta época, principalmente en el interior del país.
Maya, que es el seudónimo de María Teresa Salazar Lardé, nació en 1925 y falleció a los sesenta y nueve años en 1994. Ella dejó de pintar en la década de los ochenta, justificando con todo candor su decisión al decir que “Dios le dijo que dejara de hacerlo”.